Llegaron tormentas de sin sentido lloviendo palabras absurdas, que poco a poco hicieron renacer aquello que sentía cuando dormía contigo, la humedad masticaba el polvo que fuimos y recostando los momentos que seremos, se fabricaban pajaritas de quehaceres... Las pestañas rumoreaban miradas fugitivas, los chasquidos se perdían en sus huellas y la persecución terminaba siempre en siete colores sobre tabla... Ya no era el batir de sus orejas, si no el volar de palabras que producía al mirarme desde lejos... Los mismos sueños, distinto despertar...
Negociamos destinos mientras los escondíamos en sutilezas, traficábamos con rumores por el placer, a tres besos gramo... "Mañana volveré", o eso es lo que me dicen siempre que me arropa la ilusión cuando arrecia la mentira...
Roncaron la levedad y el silencio, quebrando el ruido que escondías entre tus piernas, orgasmos de piedra blanda, estallidos blancos y uñas rojas, hundidas en mi espalda como tatuajes de alcohol, restos de noches secretas de labios y escalón...
La noche volvió sin avisar, y de nuevo la luna esbozaba sonrisas crecientes, sabiendo que volvería a ser testigo de romances secretos y que al volver el sol, se los llevaría impresos en su cara oculta... A mi, me da lo mismo, la luna siempre estará fría por mucho amor que guarde, y el sol, demasiado caliente para guardar secretos... Siempre creí que las buenas historias se las llevaban las estrellas fugaces...
Foto: (escrito en lengua animal)
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