Aunque nadie lo sepa

Un nacimiento verbal, un juego de libertad y naturaleza pensada, un sentimiento.

martes, 15 de mayo de 2012

La sala de espera.


Rojo, Negro y Perverso


El tiempo y los argumentos poco a poco le forzaron a abandonar la idea de ser un tirano, detestaba que ella le produjera una sensación más odiosa que la adicción a la cocacola. Su conversación, su voz, su olor... tan solo eran algunos matices que le evocaban a sueños bohemios, sueños abandonados a la suerte de un juego de idiotas, sueños, que posiblemente, fueran los más bonitos que soñaría en su vida...
Lo que realmente le hacía especial, era ese cinismo tan rojo, negro y perverso que la envolvía como la letra de su canción favorita, todo lo que la convertía en la "Bovary" de sus sábados, en la esclava de sus lunes por la tarde y en la fugitiva de los jueves noche...
El tiempo... un juego que nunca se detiene, una cuenta atrás de momentos irrepetibles, un castigo cuando no se comparte y una putada en general. Sea lo que sea, no deja de ser el principal ingrediente de la vida, aunque luego cada uno la adereza a su gusto: que si un poco de lágrimas invisibles, de esas que lloras bajo la lluvia, una pizca de sonrisas vestidas con lunas menguantes, pero de las que dejan de menguar cuando sale el sol, también hay gente que le gusta el aroma del césped recién cortado (yo, personalmente lo odio) y fumigan su vida con recuerdos reflejados en las tardes de sol y nubes, tardes, que no pasaran del aroma como algo pasajero... Para  él, el ingrediente perfecto en su vida, era ella, siempre en su justa medida, siempre a la temperatura perfecta, al punto, al dente, a fuego lento...
Un trago de agua caliente, cables, gráficos, batas blancas, un "pum-pum" arritmico, y una incipiente sensación de no poder dejar de pensar en su boca, todo, dormido en una sala de espera, clínicamente inmóvil, físicamente quieto y mentalmente amandola...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Asesinatos por turnos

ASESINATOS POR TURNOS

Te soñé en una de mis vidas,  y vi que me salvabas la vida en tres de mis muertes...
 Fue todo tan íntimo, como si ya nos conociéramos de antes, la verdad, fue extraño, no sé porque esa mañana me bajé dos paradas antes de la mía, me apetecía andar, no soy para nada impulsivo, pero lo hice, y ahora, desearía haberme quedado en aquel autobús... tenía miedo, no me quedaban recuerdos, y no me sabía ninguna despedida...
A veces creo que son todo imaginaciones mías, pero puede que con los pies secos, no me sienta bien... Pero, nos encanta asesinarnos por turnos, destrozarnos en juegos de relevos, y de nuevo, soñar que todo es mentira...
Dicen que el amor son los padres, que el dinero es un invento de otro mundo y que la salud, no existe... que le voy a hacer, si yo me creo todo lo que leo, y por estúpido que parezca, a veces las redundancias se estrellan en mi pecho como si fuesen gotas de chocolate caliente...
Te soñé en una de mis vidas, y que me volvías a salvar la vida en otra de mis muertes...
...Quiéreme...
No se muy bien que hora es, ni tan si quiera quien soy, pero estoy donde quiero estar... contigo...


viernes, 4 de mayo de 2012

Momentos Intocables

MOMENTOS INTOCABLES

Desde un punto de vista aún por decidir, el caminante observa instantes pintados de verde corazón, y en ellos, como si de un poema se tratase, compone versos que no están a su alcance. Él, por todos los medios tratará de averiguar la forma de dar ritmo a esos instantes escritos, utilizando todas sus capacidades en el intento... No siempre resultará exitoso, por lo que el caminante retrocede en sensaciones mentales que acompañan a sus dedos por las teclas, en un alarde de generosidad por compartir lo vivido.
Porque sueño, no estoy solo... Porque sueño, no estoy loco...
Tras este comienzo, encontraremos mil y un finales, hasta ahora todos posibles, e incluso al final, más de uno puede que sucedan al mismo tiempo, razón de que; en cosas de dos, hay siempre dos maneras de ver lo mismo. Perspectivas a un lado, el caminante prefiere los martes lluviosos a los lunes soleados, las novelas de amor a los poemarios de celdas grises y los desayunos a la hora de comer.
Todo eso puede que suceda o puede haber sucedido ya, pero lo único certero en todo, es que el caminante jamás terminará de existir, al menos, no lo hará, hasta que ella de forma y sentido, a todos estos momentos intocables que sueñan con caminar su cuerpo cada noche, todos esos momentos que se desvanecen en el intento de tocarla cuando aún, es mera imaginación, en cada segundo que es pensada, en cada reflejo de su huella, en cada beso al aire, en cada caricia...
En resumidas cuentas, ella es él, y él, es un pedacito ella... 


Foto: (escrito en lengua animal)