Creo firmemente en un nacimiento espiritual, anacrónico…
siento como mis pensamientos surgen con fuerza de las imágenes que bombardean
mi joven desconcierto, de los senos de una quietud dormida en los sueños de la
madurez, de la edad temprana…
De repente, siento que un ser nace en mi interior, un ser
superior, o quizá, lejos de ser algo nuevo, sea el verdadero yo, ese animal
llamado razón, ese sentimiento primitivo que despierta dependiendo de la
situación y que en mi, parece ser dueño de todas mis situaciones. Suelto
cualquier dominio sobre él, lo libero de cualquier sistema de control dañino
para su inmaculada pureza…
Percibo como el simple hecho de sentir simples hechos,
comprende ahora una complejidad infinita, todo, absolutamente todo se magnifica
en sensaciones, sentidos y direcciones antes muertas para mi comprensión… elevando
nuestro sentido común alimentado por la naturaleza no perturbada, sin más
filosofía que la propia, sin más caminos que los propios y sin más verdades que
la de uno mismo…
Todas las decisiones son erróneas, la elección debería ser eliminada de las opciones, hecho, que devolvería la vida, a la mágica verdad oculta. Una sociedad corrupta, envenenada, y putrefacta… erradicar las obsesiones autoprohibitivas de una raza sobrevalorada por sí misma en un ejercicio de estupidez suprema. Euforia en murmullos, cada vez que me muevo en mis montañas con los ojos cerrados, tentando en un pulso a la muerte.
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