Si las guitarras son árboles llorando, tu susurro hizo llorar a todos los árboles, tu quejido de arena y sabia, rompía el eco de mis caminos... mientras, la tierra sueña tenerte, el mar comienza a mecerte, y todo, deja de tener sentido cuando te tengo en frente...
Si las luciérnagas son velas de viento, tu parpadeo hizo temblar todos mis huesos, tu gesto de piedra y simiente, muele el recuerdo de mis dedos... mientras, el hambre abraza, la sed nos besa, y nosotros, dejamos de bailar. No regresan los secretos sonámbulos de tus huellas, se niegan a dejar de ser barro, no cesarán sus preguntas poéticamente incorrectas...
Si los bosques hablaran, llenarían hojas de versos sobre tu silencio...
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